Al exponer algunas consideraciones sobre la necesidad de establecer vínculos afectivos considero conveniente reflexionar que, cuando los aspectos de la vida cotidiana nos absorben ya sea por problemas familiares, laborales, económicos, sentimentales, existenciales ello nos vuelve tan duros y áridos que quizás no somos conscientes de la hostilidad con la que caminamos por la vida pero que lo podemos hacer consciente si reparamos en ello.
El vínculo afectivo como sabemos está directamente relacionado con el nivel emocional ahora bien, fortalecer estos vínculos nos permite favorecer lazos de unión.
Cierto es que día a día nos enfrentarnos a un mundo lleno de competencia, frustraciones y limitaciones, por ello más allá de las dificultades a las que nos enfrentamos debemos saber identificar, reconocer, expresar lo que sentimos, nuestras emociones, intereses y deseos ya que ello nos permite tener la capacidad de relacionarnos adecuadamente con los demás.
Los modelos afectivos se aprenden, casi siempre, en el seno familiar, comienzan desde la infancia y es un proceso que se desarrolla a lo largo de la vida.
Al hablar de la importancia de fortalecer los vínculos afectivos considero útil referirme a uno de los pasajes más significativos del libro “El Principito” de Antoine de Saint Exupery uno de los clásicos de la literatura francesa.
“....Entonces apareció el zorro.
-Buenos días -dijo el zorro.
-Buenos días –respondió cortésmente el principito, a la vez que se volvió a nadie...
-Estoy aquí –dijo la voz, -al pie del manzano-
¿Quién eres? –dijo el principito.
-Eres muy bonito-
-Soy un zorro-
-Ven a jugar conmigo –le propuso el principito. Me siento muy triste....
-No puedo jugar contigo –dijo el zorro, -No estoy domesticado-.
¡Ah! Perdón –dijo el principito.
Y añadió después de reflexionar:
¿Que significa domesticar?.. (…)
Es algo que está muy olvidado –dijo el zorro significa “crear vínculos….”
¿Crear vínculos?
-Seguro –dijo el zorro. Tu no eres para mi mas que un chiquillo parecido a cien mil chiquillos y no te necesito.
Y tú tampoco me necesitas. Yo no soy para ti más que uno, uno más entre cien mil zorros.
Ahora bien, si tú me domesticas, nos necesitaríamos el uno al otro. Tú serías para mi único en el mundo, como yo lo sería para ti...
-Buenos días -dijo el zorro.
-Buenos días –respondió cortésmente el principito, a la vez que se volvió a nadie...
-Estoy aquí –dijo la voz, -al pie del manzano-
¿Quién eres? –dijo el principito.
-Eres muy bonito-
-Soy un zorro-
-Ven a jugar conmigo –le propuso el principito. Me siento muy triste....
-No puedo jugar contigo –dijo el zorro, -No estoy domesticado-.
¡Ah! Perdón –dijo el principito.
Y añadió después de reflexionar:
¿Que significa domesticar?.. (…)
Es algo que está muy olvidado –dijo el zorro significa “crear vínculos….”
¿Crear vínculos?
-Seguro –dijo el zorro. Tu no eres para mi mas que un chiquillo parecido a cien mil chiquillos y no te necesito.
Y tú tampoco me necesitas. Yo no soy para ti más que uno, uno más entre cien mil zorros.
Ahora bien, si tú me domesticas, nos necesitaríamos el uno al otro. Tú serías para mi único en el mundo, como yo lo sería para ti...
Realmente es necesario reflexionar sobre el significado bellamente tratado en esta obra.
Domesticar es crear lazos, señala Saint Exupery, y en la palabra utilizada “domesticar” según comprendo con ello Saint Exupery hace referencia al animal que todos llevamos dentro, porque así como hay zorros salvajes y feroces también existen personas crueles, sin escrúpulos de ahí la importancia de que la gente aprenda a crear vínculos.
La vida cotidiana nos absorbe tanto que no nos detenemos a pensar que los vínculos afectivos enriquecen, que los seres humanos no solo necesitan satisfacer sus necesidades básicas de alimentación, vestido y sustento, ellos necesitan ser estimulados, queridos, amados.
Convivir con nuestros padres, con nuestros compañeros de clase, de trabajo, con nuestras amistades, con la persona que queremos es “crear vínculos”, es entablar lazos de unión, de amistad, de solidaridad, de apoyo, compartir más que competir.
Saint Exupery nos invita a reflexionar en que, lo esencial no es lo que está a simple vista sino lo que el corazón siente.
Quienes por diversas circunstancias nos hemos alejado del contacto afectivo, no podemos comprender palpablemente lo que es tener necesidad del otro, es cierto, debemos controlar nuestras emociones, debemos saber manejarlas pero no debemos reprimirlas, no podemos negar que muchas veces reprimimos los instintos, los sentimientos, las emociones, nos cuesta trabajo establecer vínculos afectivos, no sabemos dar afecto y lamentablemente otras tantas lo rechazamos.
Nuestra existencia se debe contemplar con cariño y afecto, no debemos dejaros caer en la rutina diaria seamos más consecuentes, más empáticos, más sensibles hacia las necesidades de los demás, dejemos a un lado el egoísmo, las frustraciones, las neurosis, los engaños, las malas vibras, todos somos capaces de sentir eso y más.
Los seres humanos no sólo somos cuerpo, somos personas y bajo esta perspectiva se comprende la necesidad de crear esos vínculos afectivos, de dar y recibir afecto, cuando el afecto fluye, la energía positiva fluye y nuestro entorno es más favorable en todos los sentidos.
En su cuento dirigido al niño que todos fuimos alguna vez, Saint Exupery precisa que para ser feliz es necesario como ya mencioné establecer vínculos, analiza la soledad haciendo referencia al valor de la amistad y de las relaciones con los demás, frente al aislamiento que hace inútil cualquier esfuerzo.
El Principito nos recuerda que debemos buscar y encontrar en nuestro interior, que debemos ser bondadosos, no niego que en el andar yo he sufrido las consecuencias de mi propia bondad y entrega, pero como diría el zorro, a veces uno tiene que arriesgarse a llorar, puesto que así como la rosa cambió las estrellas para El Principito, así mismo hay cosas, momentos que cambian para nosotros.
En el relato podemos apreciar el valor de la amistad, del amor, del cariño de esos lazos de unión, de esos vínculos como nos lo señala El Principito quien aún después de encontrar que había miles de rosas iguales consideraba a su rosa única y especial, porque esa rosa es la que él cuidaba, protegía y quería.
Yo, te invito a que te sientes, abras tu mente y pienses sobre lo que aquí te he dicho, percibe los deseos de tu corazón, brindo porque así sea.