26 agosto, 2007

AMOR MATERNO



“Una mujer que realmente ama es más feliz dando que tomando, no condiciona el amor, acepta sus fallas y es capaz de aceptar la existencia de sus hijos como seres individuales con ideas y sentimientos propios”
Erich Fromm



La relación que existe entre una madre y su hijo es fundamental para el desarrollo emocional, intelectual y social del niño.
El amor materno es un motor importante en la vida de cualquier ser humano, de ello que el papel de la madre en el contacto diario con su hijo debe combinar estos aspectos, la diferencia de alguno de ellos puede causar problemas en el comportamiento adulto del niño.

La mayoría de las madres son capaces de socializar a sus hijos manteniendo su comportamiento dentro de patrones de conducta que les brinden las bases de interacción dentro del medio que los rodea. Sin embargo, para transmitir la seguridad y el estímulo que el amor de la madre proporciona, hace falta mas que una educación moral o social, se necesita conocer y respetar sus ideas, sus inquietudes, sus ilusiones y sobretodo sus emociones.
Cuantas veces no hemos escuchado la expresión “no se que le pasa, era un niño tan obediente”, cuando una madre se refiere a actitudes fuera del parámetro de conducta en que se educó a los hijos y que se presentan al paso de los años, he inmediatamente después escuchamos la justificación “esos amigos con los que se junta, me lo echaron a perder”. La mayoría de las veces esas actitudes, que ahora sorprenden a la madre, se manifestaron desde que el niño era un bebé pero no se le dieron la importancia debida en su momento porque eran actitudes de un niño que aun se podía controlar. Debemos tomar en cuenta que la personalidad es individual y esta conformada por las ideas, sentimientos, emociones y deseos que son diferentes aun entre familiares y que si se controlan bajo la imposición de una conducta no acorde a esta, se crea un ambiente de hostilidad y frustración en los hijos desde que son muy pequeños.

La importancia de procurar a un hijo no consiste solo en la cantidad de tiempo y cuidados que se le den, sino en la calidad del tiempo que se dedique a conocerlo y en procurarlo sin que se le haga un ser dependiente del amor de su madre por seguir las reglas que ella quiere, sino por el contrario sea un ser capaz de tomar decisiones propias sabiendo que cuenta con el amor de su madre que lo respeta como es y no tiene que ser como ella quisiera que fuera. “El amor merecido siempre deja un amargo sentimiento de no ser amado por uno mismo, de que sólo se nos ama cuando somos complacientes” asevera Fromm al hacer un análisis del arte de amar como madre. Dice Fromm “Una mujer que realmente ama es más feliz dando que tomando, no condiciona el amor, acepta sus fallas y es capaz de aceptar la existencia de sus hijos como seres individuales con ideas y sentimientos propios”.

El amor de la madre es la fuerza que anima y facilita el desarrollo de la personalidad con todas sus potencialidades. Así, de importante es esta relación afectiva y el equilibrio que exista en ella porque al convertirse una mujer en madre, se convierte en el ser más importante para sus hijos.